Acepta el Reto

¿Cómo puedo encontrar la misión de mi vida?
El discípulo le preguntó al Maestro, ¿Cómo puedo encontrar la misión de mi vida? El Maestro le contó que cuando era pequeño su padre tenía una tienda donde vendían alimentos saludables y su madre colocaba un adorno de flores blancas que eran fascinantes por su sencillez, forma y fragancia.
Después de algún tiempo, observando las flores se dio cuenta que una abeja venía siempre a las flores, permanecía allí de flor en flor y luego se alejaba.
Algo cautivó el corazón de ese pequeño niño y resolvió mirar con más detenimiento y encontró que sobre la mesa en donde estaba el florero había un polvillo que él denominó: “el oro de la abeja dorada.” Su curiosidad de investigador y para que su estudio estuviera respaldado por evidencias, resolvió llevar un cuaderno en donde anotaba todo lo que hacía la abeja.
Descubrió que venía del occidente, que la velocidad del vuelo era muy rápida, que no era perceptible el ruido al volar, que conocía muy bien su objetivo, que volaba de flor en flor hasta que sus patas estaban hinchadas del polvo de oro y se alejaba para más tarde volver. Pero quizás, lo que más le impactó, fue la disciplina, la perseverancia y el silencio con el que día a día y por siete días que duró su investigación, realizaba su tarea. Permanecía alrededor de 15 minutos en el florero de flor en flor y emprendía su vuelo hacia el occidente. El niño observador decidió anotar el tiempo que demoraba en ir y volver y pudo establecer que siempre eran 7 minutos. La abeja no perdía el tiempo, no le importaba el qué dirán, no escuchaba el murmullo de los demás, no cuestionaba su misión, tenía claro su trabajo.
Cuando descubras que eso que haces no lo dejarás por nada del mundo, que el tiempo pasa y casi no lo percibes por estar en eso que te gusta, cuando encuentres nuevas formas de hacer esas mismas cosas con disciplina y alegría, cuando vayas a tu interior y percibas que eso te hace feliz porque quieres compartirlo y servir a los demás; ese es el momento de decir: ¡La encontré, esa es mi misión y acepto el reto!